Los embarazos de las hipotiroideas los tienen que llevar en conjunto ginecólogo y endocrino. En general, se considera que el hipotiroidismo lo puede llevar el médico de cabecera SALVO en el caso de niños, enfermos cardíacos y mujeres embarazadas (aparte de casos que no respondan al tratamiento o cosas así, claro). En esos casos siempre tiene que ser el endocrino.
El objetivo es poner cuanto antes a la embarazada con una tsh por debajo de 2,0
El procedimiento correcto que siguen los médicos serios es asegurarse de que tienes la tsh por debajo de 2,0 antes de empezar a buscar, y darte instrucciones para subir la dosis un 25 ó 50% en cuanto tienes el positivo y solicitar la primera analítica de tiroides inmediatamente (algunos incluso tienen costumbre de darte el volante para hacer la analítica cuando consigas el positivo). A partir de ahí, los análisis y modificaciones de dosis se pueden hacer cada mes o dos meses. Es cierto que se necesitan unas diez semanas en la mayor parte de los casos para ver el efecto final de un cambio de dosis, pero normalmente al mes ya tienes una pista bastante clara de si te has quedado corto o te has pasado mucho, así que lo lógico, en el caso de una embarazada con 15 o con 20 de tsh es subir dosis y hacerle analítica al mes, y tomar decisiones en función de ello.
Efectivamente, se correlaciona el hipotiroidismo no diagnosticado o subtratado con distintos problemas durante todo el embarazo, por eso es muy importante reclamar que nos den la mejor atención posible en ese momento.
Otra cosa, una vez nace el niño, hay que tener hablado con el endocrino el volver a partir de ese día a la dosis previa al embarazo (si nos mantenía la tsh entre 2,0 y 0,3), porque a partir de ese momento la reducción de necesidades de tiroxina es muy fuerte, y si entras en sobredosificación en el postparto, la tsh bajará demasiado, arrastrando la prolactina por "simpatía" (se segregan en el mismo punto de la hipófisis) y poniendo en peligro el establecimiento de la lactancia.
A partir de ahí, otra vez analíticas cada dos meses para que el endocrino se asegure de que tu tsh se mantiene en el rango recomendado (2,0-0,3) y ya estabilizarte ahí.
Otra cosa, hay ciertos cambios que disparan las necesidades de tiroxina, no sólo el propio embarazo. No sé si eres de las que se ha leído el prospecto de la hormona (o estás en alguno de los grupos o foros donde se intercambia esa información) pero la tiroxina hay que tomarla en ayunas y dejar al menos media hora antes de desayunar, y no se puede tomar a la vez que el hierro, el calcio, los protectores gástricos, los suplementos de fibra o cualquier otra cosa que tapice la pared intestinal cuando los mícrogramos de tiroxina intentan atravesarla. A mi no me advirtieron de ello con el primero, y como yo, obedientemente, me tomaba la tiroxina con el hierro, en ayunas, el hierro impedía que absorbiera eficientemente la hormona y necesité bastante más subida.
Eso si entra dentro de la lógica. Hay ocasiones en las que no tienes una dosis previa y te medican durante el embarazo o poco antes del positivo, y en esos casos lo lógico es que no te lo quiten todo de golpe. No existe un hipotiroidismo de embarazada que luego se quita, aunque hay médicos que parecen creerlo. Hay hipotiroidismos que no llegan a nivel de "clínico" (según los obsoletos, si la tsh no llega a 10 y/o las hormonas tiroideas no están por debajo del mínimo, no puede haber síntomas; la gente con valores "subclínicos" saben que eso es mentira) y que con el embarazo se disparan y ya entran en "clínico", y por eso deciden tratarlos, aunque antes también tuvieras síntomas.
Y también hay médicos semi-actualizados que consideran que el hipotiroidismo subclínico no hay que tratarlo SALVO que estés embarazada. Entonces, para proteger al bebé, no para mejorar la calidad de vida de la mujer, te consideran digna de tratamiento.
En esos casos es típico que en cuanto nace el niño te quiten la hormona, porque ya no necesitan protegerle, así que vuelves al grupo de subclínicas sin derecho a vida decente.
En tu caso es más lógico, te mantienen una dosis menor para evitar la sobredosificación, y te seguirán haciendo analíticas para ver si es la correcta o hay que reajustarla. En todo caso, el valor óptimo de la tsh se sitúa entre 0,3 y 2,0 (con hormonas tiroideas preferiblemente en la mitad superior del rango de referencia), también para la población no embarazada. Una tsh de 4 o de 5 no es aceptable para mantener una calidad de vida óptima.
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