Nuestros padres

En mi caso me reconcilié con mis padres y sus métodos autoritarios hace años...entendí su momento vital y me sentí totalmente agradecida por su infinito amor ¡y eso que me fui de casa con 18 años! harta de su machaque constante...mi padre antes de morir y durante muchos años llegó a ser mi mejor amigo, con el único hombre con el que podía hablar de los temas más profundos y espirituales, lo hecho tanto de menos...y con mi madre tenía una relación de super amigas, de disfrute y aceptación mutua...esto hasta que yo fui madre: desde entonces todo es cuestionarles por todo lo que hicieron o no hicieron y volverme a sentir cuestionada con todo. En la distancia no hay problema pero cuando estoy con mi madre me pongo de los nervios con cualquier cosa. 
Si mi padre viviera no sé cómo estaríamos. Puede ser que me parase los pies y consiguiera controlar mis respuestas insultantes o quizá estaríamos tan enfadados que no podríamos ni vernos, no lo sé.
Lo que quiero decir es que en mi caso mis inseguridades personales me han rebobinado a mi adolescencia y debo ooootra vez ponerme a trabajar sobre ellas.
Me dijo una terapeuta hace poco que no se debe a mi maternidad sino a la pérdida de mi primera hija, lo que me sumió en la oscuridad, en la pérdida de mi autoestima y en un terror enorme al descontrol...no lo sé...lo único que sé es que soy feliz pero a veces hay algo que no me deja disfrutarlo, y que el trabajo para encontrar mi lugar no ha acabado
Yo siento una enorme gratitud con la vida: nunca imaginé poder ser tan feliz...pero siento que hay algo que acecha...

Durante la adolescencia peleé bastante con mis padres pero recién cumplidos los veinte me congracié de nuevo con ellos y mantuve muy buena relación, muy cordial y muy disfrutada... hasta poco antes del parto de mi hija. De hecho, yo vivo en Madrid desde hace 11 años pero hasta que nació estuve subiendo aproximadamente un fin de semana sí y dos no a Asturias para pasar tiempo con mi familia (bueno, y con mis amigos), porque realmente todos lo pasábamos muy bien juntos (además a mi padre le diagnosticaron una enfermedad degenerativa y quería pasar tiempo con él y disfrutar de ese tiempo).  
Bueno, pues ya antes del parto comenzaron a surgir los fantasmas. A una semana de la FPP tuve una discusión gordísima con mi madre porque se empeñaba en que la avisara en cuanto me pusiese de parto y para mí era un momento muy íntimo que no quería compartir con nadie que no fuera mi pareja. Pues hasta estuvo sin hablarme dos días! y ahí reventó todo. Vinieron las sombras de madre dependiente y controladora, y toda la imagen que mantenía durante años de mi infancia súper feliz se me transformó en una infancia feliz pero no tanto. La verdad es que fue increíble ese descubrimiento y empezaron a salir momentos, sensaciones, situaciones que no logro olvidar o dejar atrás. A ver, tuve una buena infancia y lo pasé muy bien pero hay eso precisamente, una sombra que está alrededor de mis recuerdos y que me trae esos momentos o tratos no tan buenos. Y me enfado, y me doy cuenta de que me he distanciado de mis padres y me gustaría poder comentar con ellos muchas cosas que no me gustaron, pero al final acabaría echándole los trastos a la cabeza, como ha ocurrido en alguna ocasión.  
Y sé que tengo que perdonar y reconciliarme pero la verdad es que no sé cómo hacerlo. Siento bastante ira y hay muchas cosas que no acabo de comprender o justificar. Cuando estamos lejos los quiero y todo va genial pero cuando nos juntamos saltan chispas y sé que es por mi enfado, porque a la mínima muerdo. Sé que todos los padres intentan hacerlo lo mejor que pueden dadas sus circunstancias pero me cuesta aceptarlo. Luego veo la relación que mi madre tiene con su madre y con su hermana, veo que sólo saben hablar desde el enfado y echarse cosas a la cara y, ¡no me extraña que ella y yo estemos así, si es que es terrible el ambiente con el que ella tuvo que luchar! y pienso, ¡pues bastante bien lo ha hecho! 
 Bueno, ahora nos queda el trabajo de entendimiento y reconciliación (yo aún no sé cómo), y dar las gracias a nuestros padres porque gracias a ellos sabemos cómo queremos hacer o no hacer las cosas, y dar las gracias a nuestros hijos porque en muchos casos ese cambio de vida que nos provocan hace que afloren todas estas cosas para poder recapacitar y replantear.


Quizás no se trata de olvidar lo que ha ocurrido en el pasado con nuestros padres, a lo mejor está bien mirarlo de frente, reconocerlo y aceptarlo. Al menos a mí es lo único que me ayuda para quitar el lastre de, por un lado enfado hacia ellos, y por otro la expectativa. Al final, si no lo aceptas, te quedas toda la vida esperando (como dice el libro de Garriga) a que te den lo que crees que no te han dado; comprensión, aceptación, mirada respetuosa... Cada uno/a lo que sea. A veces porque ni siquiera sabían o podían hacerlo.
Después de terapias y trabajos personales, es lo único que me ha sanado, aceptar. Todo, hasta esa sensación sobre que algo malo va a pasar. Siempre he vivido con esa incertidumbre de que algo se va a derrumbar en cualquier momento y me he dado cuenta de que eso me impedía verdaderamente disfrutar del presente. Ahora, cuando me llega ese sentimiento, le miro y le digo: "anda, ya estás aquí, pues nada a quedarse solo un ratito" y en vez de regodearme en él (como hacía antes) me fijo en lo real, lo que existe. Las personas que tengo cerca, las cosas buenas que me rodean.
Bueno, chicas, que al fin y al cabo, hemos venido a aprender ¿no? Poco a poco.
Estoy leyendo un libro de Alice Miller, "Por tu bien". Es durillo, pero lo recomiendo y viene muy al caso.


Hay que aceptar, aunque olvidar también es importante para ser feliz, pero si no aceptas difícilmente creo que olvides. A mi lo que me ocurrió es que cuando di a luz, estaba con mi pareja, nada más subir a la habitación llegaron mis padres, mi madre venía a pasar la noche conmigo y con mi hijo. Pues antes de que cruzara la puerta sin haber sucedido nada yo ya estaba enfadada con ella, de hecho me costaba mirarla a la cara y como buena madre que me ha parido seguro se estaba dando cuenta... el enfado me duro mucho, meses y aunque me controlé bastante bien, véase, sabía que la razón de estar enfadada era algo mío, algo interno, me costó mucho, mucho, darme cuenta de lo que era. Así son los procesos emocionales, requieren su tiempo hay que respetarlo. Conclusión, mi cabreo partía de que mi madre ya no era madre, era abuela! y yo ya no era la pequeña de la familia, era madre! menuda evidencia! la cosa es que para mi que mi madre fuese abuela suponía que estaba más cerca de la muerte y el hecho de que se pudiese morir de que me fuese a dejar... bufff. Pero se me paso. Y esto lo dice una que como muchas de vosotras vive feliz con su familia en la distancia.
Creo que también hay que dar tiempo al tiempo, no tiene que ser fácil para una madre, padre, acomodarse como abuela, abuelo y tampoco para nosotras aceptar nuestra nueva situación. Obviamente, aparece nuestra infancia porque vemos la infancia de nuestros  peques y claro esto es intensito eh? Yo estoy aquí para hacer este viaje aprendiendo y con toda la alegría que pueda sacar de mi misma. En cuanto a las sombras, pues son parte de la vida ¿no? creo que el miedo es también productivo, pero hay que tener siempre fuerza para salir de el, ahí relativizar a mi me ayuda, sobre todo y paradójicamente pensar en que la vida tal y como la entendemos es sólo una me ayuda a entender que todo es superable y que no hay mucho tiempo para estar agazapado, sólo el necesario. 

Me encantan todas estas reflexiones. Yo de pequeña estuve también bastante 'enfadada' con mis padres. Tengo un hermano diez años mayor que yo. Él nació cuando mis padres tenían veintipocos y yo llegué cuando ya andaban en los treintaypocos. Siempre pensé que vaya faena que me habían montado, ¡yo iba a tener diez años menos que mi hermano para disfrutar de ellos, de mis abuelos y de todo el resto de la familia en general! Esa sensación me duró muchos años e, incluso ahora (sobre todo con mi padre enfermo), viene de vez en cuando :-D
Lo bueno/malo es que ahora también tengo remordimientos por haber tenido a mi hija demasiado tarde, a los 35 recién cumplidos, un poco más tarde incluso que mi madre, le he hecho lo mismo que a mí no me había gustado de pequeña! Si es que somos...

Bufff, vaya temita sí. Yo desde que tuve en la cabeza la idea de tener a Romeo empecé un camino para sanar a mi niña herida interna. Ya os he hablado y mandado varias veces los talleres que hace Juanjo en Ailim, el libro de "Volver a casa"... Todo esto me ha ayudado a ver que en realidad todos llevamos un niño herido interno por algo que hemos sufrido en nuestra infancia, y entre esos todos, claro, están nuestros padres! Y nosotros somos una parte de esa cadena que se perpetúa pero que gracias al nivel de conciencia que estamos adquiriendo podemos romper.
Justo ahora, casualidad-causalidad de la vida, he iniciado con la nueva mamá del grupo y su pareja un ejercicio, y en relación a él me han comentado que cuando se acercan los 40 años si no se intenta sanar la relación con los padres luego no hay vuelta atrás...
A mí también me pone de los nervios, muchas cosas de mi madre, aunque luego casi siempre me arrepiento del comportamiento que he tenido con ella y cuando estamos bien estamos bien. Con mi padre no hablo mucho, he ido dejando de hablar con él poco a poco, casi sin darme cuenta, porque me sentía mal cada vez que lo hacía, una palabra mía, un grito de él, así es que he acabado inconscientemente cerrando mi boca cuando está él. Pero todo esto sé que no es sano, que no me hace bien y por eso ando en el empeño de curarlo. Es más, esta mañana he puesto mala cara a mi madre porque ha hecho una cosa equivocada y Romeo me ha mirado con una cara... como registrando ese comportamiento en su memoria. "Si así se comporta con su mamá, así aprendo a comportarme yo con la mía" he pensado que pensaba. Y claro está, eso no es lo que quiero.
En fín, que esto de tener hijos es como traer al mundo tu propio psicoanalista!!

Se me han movido muchas espinas al leeros. No sé si es porque se fue hace muchos años,pero yo sólo tengo buenos recuerdos para mi madre. La amo profundamente y siento un dolor profundo porque no estará conmigo lo que me resta de vida. Cómo me gustaría que mi hija la pudiese disfrutar. Sólo espero que Valentina y yo tengamos esa relación tan íntima y abierta como la que yo tenía con mi madre. 
A veces pienso que la muerte se llevó lo mejor que tenía y me dejó aquello que tengo que afrontar. Mi padre, que me ha marcado tanto, para bien y para mal, y con el que mantengo una intensa relación de amor-odio. Cómo lucho por aceptarlo como es, pero ¡madre mía! lo que me cuesta. Estoy como vosotras, en el proceso y también soy consciente de que este ser maravilloso que me acompaña viene a sumirme en el caos de las emociones puras. Me hace sentirme viva como nunca.
Besos.

Os he estado leyendo y he visto que varias decís que le habéis hecho lo mismo a vuestros hijos al tenerles más mayores...¿Qué es lo que les habéis hecho? Yo voy a tener a mi hijo de aquí a unas semanas, mi madre me tuvo a mi con 21 años. Era la madre más guay de todas, claro, se subía a los árboles, hacía el payaso, hacía cosas que otras madre no hacían, se vestía de una manera distinta, de adolescente sabía perfectamente en los estados que yo o mis amigos podíamos llegar a casa y los trucos para que esos efectos se nos pasasen de la mejor manera posible...pero, siempre hay un pero, una madre joven es una madre que está creciendo contigo, que está resolviendo muchas cosas suyas a la vez que te está acompañando a ti. Yo ahora tengo 34, mi madre 55 y mi abuela 84. Me habría encantado ser madre antes, pero la vida ha decidido que sea ahora. Un momento en el que económicamente estoy peor que en otros momentos...pero mi cachorro llega ahora. No creo que le esté haciendo nada, es verdad que si tus padres te sacan menos años les vas a tener más tiempo contigo...pero eso es un suponer. Yo a mi padre le perdí con 15 años...espero que mi madre viva muuuuucho tiempo, pero igual no. Después de mucha terapia, de aprender pasito a pasito a caminar entendiendo las decisiones que tomaron mis padres, después de mucha introspección voy entendiendo que lo hizo lo mejor que supo y pudo. A veces tengo la sensación de que las personas que han tenido padres más mayores piensan que las cosas habrían sido diferentes con padres jóvenes...yo creo que todo tiene su cara A y su cara B.

Yo estuve y estoy muy contenta con mis padres (sombras aparte, jejeje), los quise y los quiero mucho y a pesar de su edad fueron muy activos y divertidos. La mayor parte de mis fines de semana y vacaciones los pasé en el campo, montes o playa, que es lo genial de crecer en Asturias! haciendo excursiones y corriendo. Todo genial, nunca quise tener padres más jóvenes por su energía o actitud, como bien decís todo tiene sus cosas buenas y malas.
Ahora sí, es cierto que tenía una gran angustia porque mis padres eran mayores, y a la vez tenía cierta envidia de mi hermano por poder disfrutar de ellos (y de mis abuelos también, ains, esos abuelos!) un montón de años más que yo. Espero que mi hija no lo viva así (va a ser más fácil porque ella no tiene hermanos mayores y ahora es bastante normal que la gente sea padre a los 30 y algo) pero vamos, lo que quería decir es que realmente es que la historia se repite y mi peque está en una situación similar a la que yo estuve, impuesta por mí al decidir retrasar mi maternidad.
Yo elegí conscientemente cuando tener a mi hija. De hecho, es que antes ni me planteaba el tener niños (me gustaba mi vida, había temas laborales que lo complicaban, los niños no me hacían especial gracia, tenía pánico al parto... vamos, estos y otro montón de factores que hicieron que el momento en que me quedé embarazada fue el que fue y el mejor de todos, por lo tanto). Pero ahora sí me arrepiento de no haber conseguido solucionar todas aquellas situaciones antes. Me hubiera gustado mucho conocer antes a mi hija, no te digo a los 20 pero bueno, igual sí a los veintimuchos o 30. Es lo que hay y sólo queda aceptarlo y asumirlo pero también es cierto que esa tardanza en tener al primero hace que ahora tenga cierta urgencia en plantearme un segundo, por mi edad (que en octubre cumpliré 37) y porque en mi familia hay también algún antecedente de menopausia prematura y no me puedo permitir dejar pasar mucho tiempo.
Hace poco leí un artículo en el que una madre (estaba más enfocado a temas de fertilidad) decía que lo que debería plantearse alguien que quiere niños no es a qué edad quiere tener al primero si no a qué edad quiere tener a su último hijo (para ir luego restando tiempos de embarazo, años de diferencia entre hijos, número de hijos y tiempos de búsqueda de embarazo y esas cosas). Aunque yo no me suelo planificar la vida (soy más de que las cosas vayan fluyendo) no me pareció un mal consejo para hacerse una idea general de lo que puede llevar este proceso.
  


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.